domingo, 24 de noviembre de 2013

EN LLAMAS

Hola Tributos. Como ya sabreis ayer se estrenó ''En Llamas''. Nosotras ya la vimos y deciros que es IMPRESIONANTE. Es una gran adaptación,hay dialogos que son exactamente iguales al libro. Es la mejor adaptación que he visto, la verdad. Muchos ya la habreis visto, pero si no es así, trbiutos deben verla. Les va a encantar.






IMAGENES:

AVISO: ESTAS FOTOS SON SPOILERS SI NO HAS VISTO EN LLAMAS

viernes, 15 de noviembre de 2013

Los Juego de la Comadreja: Capítulo 5


Instintivamente, corro los más rápido que puedo hacia el corazón del bosque, sin saber por donde voy, ya que lo único que me importa en estos momentos es salir con vida de esta persecución. Mientras corro, con el corazón acelerado, me voy haciendo pequeños cortes en la cara con las ramas sueltas de los árboles que están tan bajas que son de mi altura. Las heridas me escuecen, debido a que tengo la cara llena de ellas. Me tropiezo con un tronco caído, haciéndome una quemadura con el pantalón. Arrodillada en el suelo, apoyando rodillas y manos, giro la cabeza para poder ver la distancia que hay entre el chico del tres y yo. Sin previo aviso, como una sombra, salta el tronco y se coloca encima de mí. Como si fuera algo impulsivo, le doy un puñetazo en la barbilla, de abajo arriba. El chico se separa de mí, echándose hacia atrás mientras se sujeta la mandíbula. Aprovechando ese momento de distracción, me levanto y echo a correr hacia delante lo más rápido que puedo. Temo que el chico eche a correr tan seguido de mí y pueda atraparme, lo que lleva por consecuencia, seguramente, que me mate. Apartando aquel horrible pensamiento de mi cabeza, veo como llego al otro lado del bosque. Lo he cruzado instintivamente en una horrible persecución. Observo durante unos segundo el paisaje desconocido que hay ante mí. Hay una acusada pendiente hacia abajo, lo que quizá quiera decir que al final de ella termina la arena. <<En algún lugar tendrá que terminar esta asquerosa pesadilla>> aquella idea me atrae, pero si pienso en las oportunidades que tengo para salir con vida, creo que es mejor ir hacia derecha o izquierda, ya que si bajo sería más fácil acorralarme y atraparme, teniendo en cuenta que el chico del tres es físicamente más alto y fuerte que yo, por lo que si corre como una liebre en un terreno llano, con algunos baches, no me gustaría saber como lo hace cuesta abajo. Mi elección es ir hacia la izquierda, por lo que corro y me elijo un árbol al que subirme. Me acerco rápidamente a él, salto y me agarro a dos ramas bastante altas. Me impulso hacia arriba, aguantando el dolor de mis recientes heridas en las palmas de mis manos, pero como si fuera por magia, mi persecutor se acerca corriendo hacia el árbol en el que me hallo. Intento subir mi cuerpo encima de una de las ramas en las que apoyo las manos, pero él es más rápido, me agarra mis dos piernas y tira de ellas para hacerme bajar. Tiene mucha más fuerza de la que yo poseo, por lo que mis manos resbalan de las ramas, haciendo que mi cuerpo entero caiga rápidamente al suelo. Me golpeo la parte posterior de la cabeza contra una piedra, provocando una pequeña brecha, perdiendo un poco el sentido y mojando mi pelo rojizo. Me llevo la mano a cabeza, notando como la sangre mancha y envuelve mi mano. El chico tiene mis piernas todavía sujetas, por lo que apoyando mis manos en el suelo, empiezo a patalear y sacudirme intentando que las suelte. Consigo sacar una pierna, que aprovecho para darle un patada en toda su cara. Me suelta la otra pierna, por lo que las acerco hacia mi cuerpo. Se sangra la nariz, por lo que se la limpia un poco con la manga de la chaqueta. Me lanza una mirada que lo deja todo claro. <<Estoy muerta>>. Intento levantarme pero se tira sobre mí, apretándome la espalda contra el suelo.<<Este chico tiene un gran vicio sobre tirarse encima de las personas>>, pienso, lo que provoca una sonrisa en mi cara. Al ver mi sonrisa, el chico me golpe la cara con su puño, lo que hace que se me salten las lágrimas por el dolor. Intento ver que tengo por los alrededores que pueda utilizar como arma contra él. Al poco centímetros de mi cabeza hacia la derecha esta la piedra con la que me golpee la cabeza. Sé que si intento alargar el brazo para cogerla, él sabrá mis intenciones por lo que no podre coger la piedra, por lo que solo tengo una oportunidad. Tengo que intentar distraerle, con un par de segundos puedo conseguirlo. Mi brazo izquierdo está libre, así que le doy un puñetazo en la mejilla, aturdiéndolo un poco, por lo que afloja el peso sobre mi brazo derecho, lo que me da el tiempo suficiente para alargar el brazo, coger la piedra con la mano derecha y golpearle lo más fuerte que puedo sobre la nuca. Cae hacia delante, aplastándome todavía más contra el suelo. Lo echo hacia la izquierda y le golpeo dos veces más sobre la frente. Por como está, creo que con uno o dos golpes más podría morir, pero la conciencia puede conmigo. Nunca he matado ha nadie, no se como me sentiré, pero tampoco puedo dejar que siga vivo. Decido dejarlo ha su suerte, que otra persona le dé el toque de gracia. Me levanto de encima de su cuerpo, llevándome instintivamente la mano hacia detrás de mi cabeza, por donde se hallaba la pequeña brecha. Ya no sigue echando sangre, pero el pelo se ha llevado la peor parte. Mi pelo es tan largo que llega hasta la mitad de la espalda. Esta enredado, sucio y manchado de sangre seca (aunque no creo que se note mucho, teniendo en cuenta el color de mi pelo) y de tierra fangosa. Me lo peino un poco con las manos, pero me doy cuenta de cuanto más lo toco peor se pone, por lo que dejo que se quede tal y como está. Me dirijo con paso cansado hacia el exterior del bosque. Me he dado cuenta de que no es tan fácil cazar como pensaba los primeros días aquí. He dejado mi pequeña bolsita en mi antiguo escondite, por lo que ahora tendré que buscar nuevas bayas comestibles. Bajando un poco la pendiente, discurre un riachuelo. Estoy tan sedienta que me dirijo hacia allí sin ni siquiera mirar si hay peligro a la vista. Más que ir andando, voy corriendo. Cuando llego hasta él, me dejo caer y empiezo ha beber la salada y asquerosa agua del riachuelo. Cuando ya he saciado mi sed, escucho algunos gritos por donde y termina el bosque. Empiezo a subir agazapada contra el suelo, solo por precaución. Cuando ya estoy casi arriba de la pendiente, veo como Katniss sale del bosque, un poco mareada, sin poder sostenerse en pie. Rápidamente, Peeta llega y empieza a gritarle cosas que no consigo entender desde mi posición. Se comporta como si estuviera haciendo algo muy peligroso, ya que se le escucha muy alterado. Por otra parte, Katniss está demasiado tranquila por como le esta hablando su amante, quizá se deba a las posibles picaduras de rastrevíspulas, ya que escuche que estaban por aquí cerca. Sin previo aviso, ella se da la vuelta y vuelve a internarse en el bosque. Peeta se da también la vuelta para marcharse, pero en ese momento Cato aparece de entre la espesura del bosque. Su cara muestra un mueca de odio y desprecio. Empieza a gritar como un loco, por lo que quizá también ha visto lo que ha pasado entre Peeta y Katniss y ha decidido hacer algo al respecto. Rápidamente, veo como desenfunda su enorme espada de metal, la levanta y la descarga contra la pierna de Peeta, grita de dolor en el preciso instante en el que Cato saca su espada de la pierna y se va tranquilamente. Entre tanto, Peeta se tambalea debido al dolor que le ha provocado. Su pierna está totalmente cubierta de sangre. Se dirige, sin poder estar en pie sobre si, hacia el río. Me entra el pánico por lo que decido subir e internarme en el bosque. Casi me caigo por el camino, pero consigo llegar hasta mi destino. Me doy media vuelta y veo como se cae el suelo. Tengo pena por él pero me obligo ha volver hacia donde antes me encontraba, ya que necesito saber como van a colocar las minas.

Gracias por leer el capítulo
Besos
La próxima semana subiré el siguiente 

LOS JUEGOS DE LA COMADREJA: Capítulo 4


El sueño empieza ha abatirme por lo que en algunos instantes mi mente empieza ha alejarse de mí, soñando con lugares más apreciados que en el que me encuentro en estos momentos. Con preciosos atardeceres vistos desde casa, desde el distrito cinco; o praderas llenas de vida, nada en comparación con lo de casa. Añoro mi distrito, aunque no es lo mejor del Panem, a mi me encantaría estar allí en estos momentos, por lo que me despierto, con el deseo de estar en mi dura cama (levantándome temprano para ir al colegio o a la central eléctrica, como hacemos muchas veces), la cruda realidad me devuelve un poco de tristeza. No estoy en casa, sino en la arena, escondida detrás de un árbol, aguardando a que los tributos que en estos momentos están en la cornucopia, empiecen ha hacer algo productivo antes de que me muera de aburrimiento. Me pongo en pie, con muchísimo cuidado, ya que tengo las piernas algo entumecidas. La noche se ha echado encima antes de lo esperado por lo que no veo prácticamente nada. Una vez que mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad, empiezo a diferenciar las siluetas de los árboles y arbustos que tengo delante de mí, pero nada más. Estiro los brazos, abriendo las palmas de las manos, y empiezo a caminar un poco hacia delante, para intentar ver lo que han avanzado mientras yo estaba dormida. <<Por favor, que no hayan colocado las minas alrededor de la comida, por favor>> susurro, esperando, deseando que sea verdad, ya que si no fuese así me daría algo. Habría perdido mucho tiempo, para nada. Casi tropiezo con una piedra, por lo que me paro en seco. Dirijo la mirada hacia derecha e izquierda, pero no hay monos en la costa. Estoy casi donde termina toda la arboleda, pero ya que es de noche, muy de noche, espero que no me vean. Con cuidado, doy un par de pasos avanzando hacia el claro que señala el lugar de lo profesionales. La oscura me envuelve por lo que dudo que me vean,, a excepción de mi brillante cabello rojizo que quizá sea algo delatador. A lo lejos, veo que hay una pequeña montaña, junto a donde duermen cuatro o cinco tributos mientras dos hacen guardia. Poco a poco voy avanzando pegada a la última fila de árboles, dando al gran claro, para poder coger algo de comer, como una manzana o algún tipo de fruta. Cuando ya estoy colocada detrás de la montaña, sin que los dos tributos que están de guardia puedan verme si me esmero lo suficiente. Me arrodillo, y empiezo ha avanzar a ganas, haciendo que mi silueta en la oscuridad se note menos que de pie. Voy clavándome las pequeñas piedrecitas en las manos y piernas, pero intento esquivar algunas que veo, pero hay pequeñas que no consigo ver en la oscuridad, por lo que me hago pequeñas heridas en las palmas de las manos. Ya he llegado lo más cerca que consigo acercarme a la montaña, ya que vi como colocaban la primera línea de minas. Decido arriesgarme a poner en pie y pisar en lugar cualquiera, ya que no se por donde la colocaron por esta parte. Piso fuerte contra el suelo, esperando que no haya ninguna mina allí. Para mi suerte no hay ninguna, pero no quiero volver a arriesgarme, hay que por los alrededores de mi pie tiene que haber el resto de minas. Adelanto la otra pierna, poniéndola pegada a la otra. Observo primorosamente la comida que tengo ante mis ojos, decidiendo algo que coger y que no haga que se desmorone. Veo que hay una manzana un tanto alta de mi. La bolsa en la que está tiene un pequeño agujero por el que asoma, así que me pongo todo lo que puedo de puntillas, y estiro el brazo lo más alto que puedo. Aunque no tengo una baja estatura, no soy lo suficientemente alta para alcanzarla; por lo que doy un paso hacia atrás, y dejo una pequeña señal donde antes estaba, me arrodillo y vuelvo por donde había llegado. Por el camino, mios manos empiezan a sangrar debido a las pequeñas heridas que me hice antes, y que ahora sigo dañándome por culpa de las estúpidas piedras. En mi camino hacia el borde de la arboleda, encuentro una piedra que me sirve para lanzar contra la manzana y poder cogerla. La guardo contra mi puño, y vuelvo otra vez contra mis “pasos”, mis pasos a gatas, mejor dicho. Llego hacia el límite de las minas, y entre la poca oscuridad que hay, debido a que el sol se está alzando, busco la pequeña marca que deje con anterioridad. Me pongo en pie, y una vez atisbada la manzana, lanzo la piedra con mi mano derecha, apuntando hacia mi objetivo. La piedra le da, la deja de caer. Rápidamente, doy medio paso hacia delante y me coloco debajo de ella. Alzo las manos y la atrapo algo torpemente. Empiezo ha dar pasos hacia detrás, con la manzana cogida entre mis manos, pegadas al pecho. Me interno en el bosque, y empiezo a correr hacia mi lugar principal. El sol se está alzando, y los profesionales están empezando a despertarse. Temo que me hayan descubierto y vengan ha buscarme. Empiezo ha hacerme pequeños cortes en la cara debido a las pequeñas ramas que dan contra mi cara. Me encorvo sobre mi misma, disminuyendo un poco la velocidad. Me paro junto al lago, me lavo y refresco la cara, bebo un poco de agua y lavo la manzana. Prosigo mi camino, mientras me la como lentamente. Cuando llego a mi pequeño escondite, me arrodillo, con el sol dándome en la cara, viendo como los pocos profesionales que hay se van despertando. Me termino la manzana y guardo el hueso entre unos matorrales. Algo ha pasado ya que vario de los profesionales empiezan a correr, internándose en el bosque y dejando al chico de las minas y a otro más al cargo de todo aquello. Me pongo en pie y empiezo a internarme yo también ya que creo que se han dado cuenta de mi presencia, ya que el del distrito tres empieza a correr directamente en mi dirección.