Instintivamente, corro los más
rápido que puedo hacia el corazón del bosque, sin saber por donde
voy, ya que lo único que me importa en estos momentos es salir con
vida de esta persecución. Mientras corro, con el corazón acelerado,
me voy haciendo pequeños cortes en la cara con las ramas sueltas de
los árboles que están tan bajas que son de mi altura. Las heridas
me escuecen, debido a que tengo la cara llena de ellas. Me tropiezo
con un tronco caído, haciéndome una quemadura con el pantalón.
Arrodillada en el suelo, apoyando rodillas y manos, giro la cabeza
para poder ver la distancia que hay entre el chico del tres y yo. Sin
previo aviso, como una sombra, salta el tronco y se coloca encima de
mí. Como si fuera algo impulsivo, le doy un puñetazo en la
barbilla, de abajo arriba. El chico se separa de mí, echándose
hacia atrás mientras se sujeta la mandíbula. Aprovechando ese
momento de distracción, me levanto y echo a correr hacia delante lo
más rápido que puedo. Temo que el chico eche a correr tan seguido
de mí y pueda atraparme, lo que lleva por consecuencia, seguramente,
que me mate. Apartando aquel horrible pensamiento de mi cabeza, veo
como llego al otro lado del bosque. Lo he cruzado instintivamente en
una horrible persecución. Observo durante unos segundo el paisaje
desconocido que hay ante mí. Hay una acusada pendiente hacia abajo,
lo que quizá quiera decir que al final de ella termina la arena.
<<En algún lugar tendrá que terminar esta asquerosa
pesadilla>> aquella idea me atrae, pero si pienso en las
oportunidades que tengo para salir con vida, creo que es mejor ir
hacia derecha o izquierda, ya que si bajo sería más fácil
acorralarme y atraparme, teniendo en cuenta que el chico del tres es
físicamente más alto y fuerte que yo, por lo que si corre como una
liebre en un terreno llano, con algunos baches, no me gustaría saber
como lo hace cuesta abajo. Mi elección es ir hacia la izquierda, por
lo que corro y me elijo un árbol al que subirme. Me acerco
rápidamente a él, salto y me agarro a dos ramas bastante altas. Me
impulso hacia arriba, aguantando el dolor de mis recientes heridas en
las palmas de mis manos, pero como si fuera por magia, mi persecutor
se acerca corriendo hacia el árbol en el que me hallo. Intento subir
mi cuerpo encima de una de las ramas en las que apoyo las manos, pero
él es más rápido, me agarra mis dos piernas y tira de ellas para
hacerme bajar. Tiene mucha más fuerza de la que yo poseo, por lo que
mis manos resbalan de las ramas, haciendo que mi cuerpo entero caiga
rápidamente al suelo. Me golpeo la parte posterior de la cabeza
contra una piedra, provocando una pequeña brecha, perdiendo un poco
el sentido y mojando mi pelo rojizo. Me llevo la mano a cabeza,
notando como la sangre mancha y envuelve mi mano. El chico tiene mis
piernas todavía sujetas, por lo que apoyando mis manos en el suelo,
empiezo a patalear y sacudirme intentando que las suelte. Consigo
sacar una pierna, que aprovecho para darle un patada en toda su cara.
Me suelta la otra pierna, por lo que las acerco hacia mi cuerpo. Se
sangra la nariz, por lo que se la limpia un poco con la manga de la
chaqueta. Me lanza una mirada que lo deja todo claro. <<Estoy
muerta>>. Intento levantarme pero se tira sobre mí,
apretándome la espalda contra el suelo.<<Este chico tiene un
gran vicio sobre tirarse encima de las personas>>, pienso, lo
que provoca una sonrisa en mi cara. Al ver mi sonrisa, el chico me
golpe la cara con su puño, lo que hace que se me salten las lágrimas
por el dolor. Intento ver que tengo por los alrededores que pueda
utilizar como arma contra él. Al poco centímetros de mi cabeza
hacia la derecha esta la piedra con la que me golpee la cabeza. Sé
que si intento alargar el brazo para cogerla, él sabrá mis
intenciones por lo que no podre coger la piedra, por lo que solo
tengo una oportunidad. Tengo que intentar distraerle, con un par de
segundos puedo conseguirlo. Mi brazo izquierdo está libre, así que
le doy un puñetazo en la mejilla, aturdiéndolo un poco, por lo que
afloja el peso sobre mi brazo derecho, lo que me da el tiempo
suficiente para alargar el brazo, coger la piedra con la mano derecha
y golpearle lo más fuerte que puedo sobre la nuca. Cae hacia
delante, aplastándome todavía más contra el suelo. Lo echo hacia
la izquierda y le golpeo dos veces más sobre la frente. Por como
está, creo que con uno o dos golpes más podría morir, pero la
conciencia puede conmigo. Nunca he matado ha nadie, no se como me
sentiré, pero tampoco puedo dejar que siga vivo. Decido dejarlo ha
su suerte, que otra persona le dé el toque de gracia. Me levanto de
encima de su cuerpo, llevándome instintivamente la mano hacia detrás
de mi cabeza, por donde se hallaba la pequeña brecha. Ya no sigue
echando sangre, pero el pelo se ha llevado la peor parte. Mi pelo es
tan largo que llega hasta la mitad de la espalda. Esta enredado,
sucio y manchado de sangre seca (aunque no creo que se note mucho,
teniendo en cuenta el color de mi pelo) y de tierra fangosa. Me lo
peino un poco con las manos, pero me doy cuenta de cuanto más lo
toco peor se pone, por lo que dejo que se quede tal y como está. Me
dirijo con paso cansado hacia el exterior del bosque. Me he dado
cuenta de que no es tan fácil cazar como pensaba los primeros días
aquí. He dejado mi pequeña bolsita en mi antiguo escondite, por lo
que ahora tendré que buscar nuevas bayas comestibles. Bajando un
poco la pendiente, discurre un riachuelo. Estoy tan sedienta que me
dirijo hacia allí sin ni siquiera mirar si hay peligro a la vista.
Más que ir andando, voy corriendo. Cuando llego hasta él, me dejo
caer y empiezo ha beber la salada y asquerosa agua del riachuelo.
Cuando ya he saciado mi sed, escucho algunos gritos por donde y
termina el bosque. Empiezo a subir agazapada contra el suelo, solo
por precaución. Cuando ya estoy casi arriba de la pendiente, veo
como Katniss sale del bosque, un poco mareada, sin poder sostenerse
en pie. Rápidamente, Peeta llega y empieza a gritarle cosas que no
consigo entender desde mi posición. Se comporta como si estuviera
haciendo algo muy peligroso, ya que se le escucha muy alterado. Por
otra parte, Katniss está demasiado tranquila por como le esta
hablando su amante, quizá se deba a las posibles picaduras de
rastrevíspulas, ya que escuche que estaban por aquí cerca. Sin
previo aviso, ella se da la vuelta y vuelve a internarse en el
bosque. Peeta se da también la vuelta para marcharse, pero en ese
momento Cato aparece de entre la espesura del bosque. Su cara muestra
un mueca de odio y desprecio. Empieza a gritar como un loco, por lo
que quizá también ha visto lo que ha pasado entre Peeta y Katniss y
ha decidido hacer algo al respecto. Rápidamente, veo como desenfunda
su enorme espada de metal, la levanta y la descarga contra la pierna
de Peeta, grita de dolor en el preciso instante en el que Cato saca
su espada de la pierna y se va tranquilamente. Entre tanto, Peeta se
tambalea debido al dolor que le ha provocado. Su pierna está
totalmente cubierta de sangre. Se dirige, sin poder estar en pie
sobre si, hacia el río. Me entra el pánico por lo que decido subir
e internarme en el bosque. Casi me caigo por el camino, pero consigo
llegar hasta mi destino. Me doy media vuelta y veo como se cae el
suelo. Tengo pena por él pero me obligo ha volver hacia donde antes
me encontraba, ya que necesito saber como van a colocar las minas.
Gracias por leer el capítulo
Besos
La próxima semana subiré el siguiente